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Suplementos nutricionales para cerdas en lactación

La administración de suplementos no puede sustituir en ningún caso un correcto manejo de la alimentación durante la vida de la reproductora.

31 julio 2003
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La selección genética en ganado porcino en los últimos 30 años ha provocado cambios severos en diversos aspectos de los animales, tales como mayor capacidad productiva y de retención de magro, composición corporal más magra, mayor eficacia alimenticia, etc. En el caso de las cerdas reproductoras, el incremento de la productividad expresada como número de lechones destetados al año ha aumentado espectacularmente, debido a un aumento de ciclos por año y especialmente de lechones destetados por ciclo. Sin embargo, la selección por índice de conversión y por elevado contenido magro ha provocado i) un descenso en la capacidad de ingesta, y ii) un descenso en las reservas corporales de las reproductoras. La menor capacidad de ingesta se manifiesta en la fase de lactación, y es agravada por las altas temperaturas propias de las instalaciones de maternidad, siendo más grave en las épocas de calor, especialmente en los países más cálidos. Esto, unido a las elevadas exigencias en nutrientes por parte de la camada (mayor número de lechones con mayor capacidad de crecimiento), hace necesario que en la lactación la cerda movilice una cierta cantidad de reservas corporales.

En general, las cerdas son capaces de adecuar la movilización de las reservas corporales a los requerimientos de la camada, aunque depende del estado corporal con el que la cerda llega a la lactación y del número de parto, siendo un proceso más complicado en cerdas primerizas. Sin embargo, una excesiva movilización de reservas, especialmente si hay pérdida de masa muscular, conlleva un impacto muy negativo en el siguiente ciclo reproductivo de la cerda, ya que puede afectar i) retraso a la salida en celo, ii) tasa de ovulación, iii) supervivencia embrionaria. Diversos trabajos demuestran una sólida interacción nutrición-reproducción en ganado porcino mediante diversos mediadores metabólicos (Carrión y Medel, 2001).

Por tanto es clave diseñar un correcto programa de alimentación de las cerdas para optimizar los resultados reproductivos. Así, es importante que la alimentación garantice que las reproductoras lleguen a la lactación con un estado corporal adecuado para afrontar la lactación con éxito, pero sin exceso de peso. Asimismo, la dieta de lactación debe ser tal que asegure el consumo de nutrientes adecuado en función del nivel de producción, y de la capacidad de ingestión, para la reproductora media. Así, la densidad de nutrientes de la dieta debe ser mayor cuanto menor sea el consumo y mayor la exigencia de la camada (número y potencial de crecimiento de los lechones). Sin embargo, existe la posibilidad de suministrar a las cerdas, o a determinadas cerdas, suplementos nutricionales que traten de paliar los déficit. Un suplemento es una mezcla muy rica en nutrientes que se suministra de forma adicional al pienso de lactación. En principio y dado a la complicación de manejo (el suministro suele ser manual), no es recomendable hacer una dieta de lactación floja y utilizar el complemento, siendo más recomendable dar una dieta que satisfaga las necesidades generales de las cerdas, y utilizar los suplementos en las cerdas que lo necesiten. Así, su administración puede ser interesante en i) cerdas primerizas que aún están creciendo, ii) cerdas con grandes camadas, o con estado corporal deficiente en el momento del parto, iii) cerdas que muestren una escasa capacidad de ingestión, iv) en golpes de calor puntuales que disminuyan el consumo en general.

Las cantidades a suministrar dependen de la cerda y el objetivo en particular, y de la composición de la dieta de lactación y del propio suplemento, siendo cantidades de entre 0,5 y 1,0 kg/d y cerda lo más habitual. La hora de administración también es importante, siendo lo más recomendable repartirlo en al menos 2 tomas en las horas de menos calor. Además es importante cuantificar de algún modo el efecto del consumo del concentrado sobre el consumo de pienso de lactación, en el sentido de que el objetivo es el aumento de ingesta de nutrientes totales (acción aditiva, no sustitutiva).

Las características de los suplementos se resumen a continuación:

  1. Materias primas: deben ser muy palatables y apetecibles, de digestibilidad elevada. Aunque la bibliografía no es muy extensa, la materia prima más usada es la harina de pescado. La adición de grasas como método de aumento de la densidad energética también es habitual, pero las fuentes deben ser tales que no provoquen un enranciamiento excesivo del suplemento (sobre todo en condiciones de calor), y en cantidad que no comprometa la viabilidad tecnológica de fabricación.
  2. Nutrientes: los suplementos deben ser ricos en:

    2.1. Proteína y aminoácidos: los requerimientos de lisina, en función de la reproductora, fluctúan entre 40 y 55 g/d. Por tanto, además de un nivel adecuado en el pienso (8,5 a 10 g/kg), los suplementos pueden incorporar a la dieta la diferencia con las necesidades reales (un consumo de 1 kg de un suplemento puede aumentar la ingesta de lisina entre 15 y 30 g/d). Es importante recalcar que el suplemento debe mantener una adecuada relación de aminoácidos esenciales respecto a la lisina (proteína ideal), y un nivel adecuado de proteína para evitar la aparición de nuevos aminoácidos limitantes.

    2.2. Extracto etéreo: debe ser palatable, pero no enranciable, por lo que se debe ser cauteloso con niveles excesivos de aceite de pescado. Además, hay que considerar que el consumo del concentrado probablemente significa un descenso en el consumo de almidón de la cerda (descenso consumo de pienso de lactación), lo que puede ser negativo, en el sentido de que se debe garantizar una ingesta elevada de almidón por su efecto en la reproducción vía niveles plasmáticos de insulina.

    2.3. El contenido de fibra bruta y cenizas debe ser bajo.

    2.4. Vitaminas y microminerales: debe tenerse en cuenta el corrector usado en el pienso de lactación, pudiendo complementar el aporte de vitaminas (A, D3, E, biotina, ácido fólico, etc) o microminerales (Zn, Se, etc) específicos, considerando siempre el máximo legal.

    2.5. Aditivos: parece que el uso de enzimas, ácidos orgánicos, pre o prebióticos, extractos de hierbas, etc, parece ser más recomendable en el pienso de lactación por constituir la ración base, aunque no existe base bibliográfica suficiente para tal afirmación.

Sin embargo, la administración de suplementos no puede sustituir en ningún caso un correcto manejo de la alimentación durante la vida de la reproductora. La administración de los suplementos debe estar orientada a la mejora de los casos en los que la alimentación general de la camada no satisfaga las necesidades.

Como conclusión, se puede afirmar que la administración de suplementos nutricionales en cerdas en lactación es una práctica que puede ser útil en ciertos casos y mejorar los resultados, pero que no debe sustituir la administración de un correcto programa de alimentación.

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